La titular del Juzgado de lo Penal número 5 de Pamplona ha condenado a 2 años y 10 meses de prisión a un hombre de 45 años por maltratar, amenazar e insultar de forma continuada a su esposa durante los dieciséis años que duró su matrimonio en una localidad de la Ribera de Navarra.
Según la sentencia, que ha sido recurrida ante la Audiencia Provincial, el condenado no podrá acercarse a menos de 100 metros ni comunicarse con la víctima durante siete años.
El fallo judicial considera probado que, desde el inicio de la relación en 2002 —formalizada en matrimonio un año después—, el acusado sometió a su pareja a un “clima de agresión físico, verbal y psicológico constante”, con el único propósito de mantener una situación de dominación, intimidación e imposición.“Impidiendo su libre desarrollo como persona y consiguiendo su anulación ante el temor y la humillación reiterada”, detalla la magistrada.
La sentencia describe un entorno de amenazas y violencia habitual, en el que el hombre la empujaba, gritaba y rompía objetos. En una ocasión, llegó a decirle que se había levantado con ganas de matarla, mientras le ponía una mano sobre la clavícula. En otras, le amenazaba con “ponerle cemento en los pies y tirarla al Ebro” o aseguraba que “le costaba solo 25 euros acabar con ella” si lo denunciaba.
Las humillaciones verbales eran constantes: “Le decía que era una gorda de mierda, que le daba asco, que ojalá se cogiera un cáncer y se muriera”, recoge la resolución.
Muchas de estas agresiones y vejaciones se produjeron en el hogar familiar y en presencia de los hijos.
Las penas impuestas
La jueza impone al acusado 2 años de prisión por un delito de maltrato habitual, 10 meses por amenazas, 30 días de trabajos en beneficio de la comunidad por injurias y vejaciones, y 56 días más por cada uno de los dos delitos de maltrato. Además, le absuelve de un delito de maltrato habitual respecto a dos de sus hijos.
La víctima renunció a cualquier indemnización económica, lo que, según la magistrada, refuerza la credibilidad de su testimonio.
“Una situación de vulnerabilidad y dependencia”
Durante el juicio, celebrado el pasado 9 de junio, la defensa solicitó la absolución alegando motivaciones económicas y el deseo de la mujer de trasladarse con sus hijos. Sin embargo, la jueza desestimó este argumento y subrayó que la víctima denunció tras sufrir nuevas amenazas y sin reclamar compensación alguna.
El tribunal destaca que el tiempo transcurrido hasta la denuncia —interpuesta en 2021— no resta veracidad a su testimonio, ya que se explica por su situación de dependencia y vulnerabilidad.
La magistrada valoró especialmente la persistencia en el relato de la víctima, que se mantuvo coherente durante todo el proceso, así como el testimonio de una amiga, quien describió un “clima de agresión constante”.
También se tuvo en cuenta la declaración preconstituida de uno de los hijos, quien, aunque se mostró reticente, relató con gran afectación emocional la mala relación entre sus padres.