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Pamplona Actual

Vidas paralelas en el aula y en el campo de fútbol

María y Javier Celaya son mellizos, ambos estudiantes del grado de Educación Infantil en la Universidad de Navarra y entrenadores de 'Yo juego en Osasuna'

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María y Javier

Javier Celaya

Maria Celaya

 Los pamploneses María y Javier Celaya Nieva son mellizos, y no solo estudian el mismo grado en Educación Infantil en la Universidad de Navarra, sino que los dos cursan la mención en Atención a la Diversidad. Esto es lo que les ha llevado, también a ambos, a colaborar con la Escuela de Fútbol “Yo Juego en Osasuna”, donde entrenan a dos equipos de Diversidad Funcional (DF): el de Javier, integrado por 14 chavales menores de 20 años; y el de María, por personas de entre 20 y 40 años.

María y Javier estudiaron en el Colegio Teresianas de Pamplona, y Javier siempre ha jugado a fútbol, tanto en el equipo de este colegio, como en los de Lezkairu y Asdefor. Los dos son grandes a este deporte, y desde pequeños han ido a ver partidos de Osasuna al Sadar. Por eso, entrenar a un equipo en Fundación Osasuna “era un sueño” para ellos, confiesa María. Asimismo, colaborar con estos entrenamientos les ayuda a completar los conocimientos del grado de Educación Infantil (con mención en Atención a la Diversidad), poniendo en práctica estrategias para que la enseñanza sea realmente inclusiva y accesible para todos. 

Los mellizos acuden a Tajonar una vez por semana. “La sesión comienza con los jugadores ayudándonos a llevar el material al campo. Una vez allí, nos ponemos en círculo y nombramos a un capitán que nos ayudará con los materiales a lo largo del entrenamiento. Dependiendo del día, realizamos ejercicios enfocados al desarrollo de habilidades técnicas, al trabajo en equipo, a la resistencia física o a la estrategia de juego, adaptando siempre la sesión a las necesidades y objetivos planteados”, detalla María. 

Pero sin duda, su misión principal es asegurar que los chavales disfruten. “Ver cómo se divierten, ríen y disfrutan del fútbol durante la hora y media de entrenamiento no tiene precio”, asegura su hermano Javier. “Además, el cariño que muestran es inigualable: cada vez que llego, me reciben con abrazos, y eso demuestra lo mucho que disfrutan”, añade.

Los dos recuerdan su primer día con mucha ilusión y algunos nervios. “Fue un día increíble, lleno de emoción y aprendizaje”, asegura. Javier, quien también destaca lo fácil y rápido que pudo adaptarse a los chicos y a la dinámica de los entrenamientos. “Desde el primer momento mostraron una actitud excepcional y un gran respeto, lo que hizo que la experiencia fuera aún más gratificante”, recuerda. 

Reconocer y atender las necesidades específicas de cada persona

Como María y Javier explican, cursar la Mención en Atención a la Diversidad les permite reconocer y atender las necesidades específicas de estos equipos de Fundación Osasuna. “Hemos adquirido herramientas para diseñar intervenciones adaptadas y crear un ambiente seguro y motivador, favoreciendo tanto el aprendizaje como la experiencia positiva de cada participante”, afirma María. La experiencia, según dice, le está ayudando a una mayor empatía, “a ser más paciente y a encontrar formas creativas de mantener la motivación de cada uno, sin perder de vista lo importante que es su bienestar”, continúa.

A veces, se tiende a pensar que, por tener una discapacidad, estos chicos deben ser tratados de manera diferente, cuando en realidad lo importante es entender sus necesidades sin subestimarlos”, asegura Javier. Y aun a riesgo de caer en el tópico, concluye: “Trabajar con ellos es una experiencia enriquecedora en todos los sentidos, ya que, además de enseñarles, aprendes muchísimo de ellos”. 
 

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