El caso Cerdán ha sumido al PSOE y, por extensión, a la política navarra y nacional en una de sus mayores crisis de las últimas décadas. La promesa de dimisión del diputado navarro Santos Cerdán, tras ser señalado por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil como presunto gestor de una red de comisiones ilegales, sigue sin materializarse. Mientras, la publicación de los audios intervenidos por la UCO este viernes ha añadido gasolina a un incendio político que amenaza con devorar la estabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez.
La dimisión que nunca llega
El jueves, Santos Cerdán anunció su renuncia a todos sus cargos y aseguró que entregaría su acta de diputado tras la aparición del demoledor informe de la UCO que lo sitúa en el epicentro de una supuesta trama de corrupción vinculada a la adjudicación de contratos públicos. Sin embargo, el registro del Congreso cerró este viernes sin que conste la renuncia formal de Cerdán a su escaño. El nerviosismo es palpable en el PSOE, donde voces internas exigen una salida inmediata para evitar un mayor daño a la imagen del partido y del propio presidente Sánchez.
La situación ha generado desconcierto incluso entre los socios de investidura, como ERC y BNG, que han pedido explicaciones urgentes al presidente y advierten de que el apoyo parlamentario podría peligrar si se demuestra que el Ejecutivo amparó a Cerdán. Mientras tanto, se especula con que la renuncia podría producirse a principios de la próxima semana, lo que abriría la puerta al actual portavoz socialista Ansoáin Iván Cacho como posible sustituto en el Congreso.
Los audios que lo cambian todo
La publicación este viernes de ocho grabaciones, realizadas en secreto por Koldo García —exasesor de José Luis Ábalos— y ahora en manos de la UCO, ha supuesto un punto de no retorno en el caso. En los audios, que abarcan desde 2019 hasta 2023, se escucha a Cerdán, Ábalos y Koldo repartirse presuntas mordidas y comentar pagos en metálico vinculados a adjudicaciones públicas. Uno de los fragmentos más demoledores recoge a Koldo pidiendo dinero a Cerdán, quien le responde sobre la distribución de sobres y la necesidad de “romper” cualquier prueba comprometedora.
Estas grabaciones, incautadas por la Guardia Civil tras la detención de Koldo, han sido consideradas por la UCO como la prueba clave que ha precipitado la caída de Cerdán y han sacudido los cimientos del PSOE, donde se habla abiertamente de “comportamiento innoble” y de una “decepción” sin precedentes entre las bases socialistas.
Un terremoto político de alcance internacional
El escándalo ha traspasado fronteras y la prensa internacional lo califica como la mayor amenaza para la continuidad del Gobierno de Pedro Sánchez. Las reacciones no se han hecho esperar: desde la oposición, que exige la dimisión inmediata del presidente y la convocatoria de elecciones, hasta los propios dirigentes socialistas, que reconocen en privado que la situación es “insostenible” y que la única salida posible es la dimisión efectiva de Cerdán.
En Navarra, la indignación es palpable. Cerdán, que llegó a ser uno de los hombres fuertes del socialismo foral y nacional, ha pasado en apenas 48 horas de ser un pilar del partido a convertirse en el epicentro de una tormenta que amenaza con arrastrar a toda la dirección socialista.
El magistrado Leopoldo Puente, instructor del caso en el Tribunal Supremo, ha preguntado ya a Cerdán si piensa entregar el acta de diputado antes de su citación judicial prevista para el 25 de julio. Mientras tanto, el PSOE intenta contener la hemorragia política y mediática, pero la publicación de los audios y la falta de una renuncia efectiva complican cualquier intento de cerrar la crisis.
La ciudadanía navarra, y la española en general, asiste atónita a un espectáculo que pone en cuestión la credibilidad de las instituciones y la regeneración política tantas veces prometida. El caso Cerdán, lejos de cerrarse, acaba de empezar a desplegar todas sus consecuencias.
“No podemos andar con tonterías de esas con lo que se le debe”, se escucha decir a Cerdán en uno de los audios. Una frase que, a estas alturas, ya forma parte de la historia negra de la política navarra y nacional.