Cristina Ibarrola empezó su intervención recordando la poca evolución que según ella ha tenido la ciudad en el último año, lamentando que la agenda del Gobierno local “sigue prácticamente vacía” y que las preocupaciones “siguen empeorando” para los pamploneses, especialmente el acceso a la vivienda a precio asequible y los servicios públicos.
Con dureza, Ibarrola señaló que “Pamplona, con usted, puede olvidarse de cualquier proyecto innovador o ambicioso para la ciudad”. Criticó la parálisis de iniciativas emblemáticas como el nuevo proyecto para Sarasate o la urbanización de la Plaza de la Cruz, y denunció que “se ha cargado la marca Pamplona antes de empezar” y que el equipo de gobierno es “la coordinadora del no al desarrollo de Pamplona”.Ibarrola denunció que “Pamplona sigue en manos de Abaurrea, que es el que lleva el bastón de mando”.
Durante su intervención no dudó en afirmar que, lejos de mejorar, los problemas de inseguridad han crecido de forma alarmante. “Lo único que crece es la criminalidad, la inseguridad, el número de personas durmiendo en la calle y la política identitaria, que sí es su proyecto prioritario”, acusó. Además, cuestionó la falta de respuesta ante estas cuestiones y afirmó que la policía municipal ha advertido sobre incrementos preocupantes en delitos como robos, agresiones y tráfico de drogas.
En materia de vivienda, Ibarrola describió la situación como “un grave problema de oferta, sobre todo para los jóvenes”, y criticó el modelo cooperativista implantado por el Ayuntamiento, calificándolo de un fracaso que deja “familias frustradas y un acceso cada vez más difícil a la vivienda protegida”. Añadió que las promesas de nuevas viviendas hechas por el Ayuntamiento están lejos de cumplirse, mencionando que “el Gobierno de Navarra ya ha agendado mucho menos de lo anunciado en convenio”.
Uno de los momentos más contundentes de su discurso fue cuando tocó la polémica política identitaria en Pamplona, asegurando que el gobierno municipal “gobierna sobre y contra todo aquel que piensa diferente y lo hace desde la imposición”. Criticó el uso que a su juicio hacen del Ayuntamiento para “adoctrinar e implantar su pensamiento único mediante la cultura, los espectáculos y los actos públicos”, y denunció la permisividad con actos que generan división y controversia.
También arremetió contra la gestión municipal en temas delicados como el sinhogarismo, donde afirmó que, a pesar del aumento del gasto, “cada día más personas duermen en las calles de Pamplona”, y cuestionó la falta de coordinación con el Gobierno de Navarra para dar soluciones efectivas.
En lo político, no dejó pasar la oportunidad para vincular al actual gobierno municipal con presuntas tramas de corrupción relacionadas con el PSOE y Santos Cerdán, insinuando que la estabilidad en Pamplona se mantiene gracias a pactos oscuros que, a su juicio, limitan un gobierno eficaz y plural.
Cristina Ibarrola cerró su intervención advirtiendo que el legado del actual alcalde será recordado por las divisiones que genera y por un modelo de gestión que “bloquea todo progreso y desarrollo y hace que Pamplona pierda oportunidades mientras otros avanzan”.