La escalada entre Israel e Irán ha alcanzado esta noche un nuevo y peligroso umbral. En respuesta a la ofensiva israelí lanzada la madrugada del viernes contra instalaciones nucleares y objetivos militares clave en territorio iraní, Teherán ha ejecutado una represalia sin precedentes: el lanzamiento de decenas de misiles balísticos y drones contra ciudades israelíes, incluyendo el corazón de Tel Aviv.
Impactos en Tel Aviv y primeras consecuencias
Las alarmas antiaéreas han sonado en todo Israel tras la andanada de misiles iraníes, que han logrado superar parcialmente el escudo antimisiles israelí. Varios proyectiles han impactado en el centro de Tel Aviv, dejando al menos 40 heridos, dos de ellos graves, y provocando daños en edificios residenciales y comerciales. Las autoridades israelíes han instado a la población a permanecer en refugios mientras los sistemas de defensa trabajan a pleno rendimiento para interceptar nuevas amenazas.
En Jerusalén también se han registrado explosiones y columnas de humo, en una noche marcada por la incertidumbre y el temor a una escalada aún mayor.
El origen de la crisis: ataque israelí contra el programa nuclear iraní
La respuesta iraní llega apenas horas después de que Israel lanzara una operación militar de gran envergadura contra instalaciones nucleares y bases militares en Irán. El ataque israelí, descrito como “preventivo, preciso y combinado”, ha golpeado el corazón del programa de enriquecimiento de uranio iraní, especialmente la planta de Natanz, y ha causado la muerte de altos mandos militares y científicos nucleares, entre ellos el jefe de la Guardia Revolucionaria, Hossein Salami, y el jefe del Estado Mayor, Mohamad Bagheri.
Según fuentes militares israelíes, el objetivo era frenar el avance del programa nuclear iraní, que consideran una amenaza existencial para el Estado de Israel. El gobierno iraní, por su parte, ha prometido continuar con sus actividades nucleares pese a los bombardeos.
Reacciones y riesgo de guerra regional
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha declarado que “Irán ha cruzado una línea roja” al atacar zonas civiles y ha prometido que el régimen de los ayatolás “pagará un alto precio” por sus acciones. Desde Teherán, el ayatolá Jamenei ha asegurado que “no permitirán a los sionistas salir indemnes de este gran crimen” y ha advertido que la guerra “no ha hecho más que comenzar”.
La comunidad internacional observa con máxima preocupación una crisis que amenaza con desbordar las fronteras de ambos países y arrastrar a la región a un conflicto de consecuencias imprevisibles. Estados Unidos ha pedido contención, aunque Irán responsabiliza a Washington de las acciones israelíes por su apoyo militar y político a Tel Aviv.
Un viernes negro para Oriente Próximo
La ofensiva israelí y la respuesta iraní marcan un punto de inflexión en la historia reciente de Oriente Próximo. Es la primera vez que Irán ataca directamente el corazón de Israel con misiles y drones, y la magnitud de los bombardeos israelíes sobre territorio iraní no tiene precedentes desde la guerra con Irak en los años 80.
Las próximas horas serán decisivas para calibrar el alcance de la escalada y la capacidad de ambos países para evitar una guerra abierta de consecuencias imprevisibles. Mientras tanto, la población civil en Tel Aviv, Jerusalén, Teherán y otras ciudades afectadas vive una noche de angustia, refugios y sirenas, con la esperanza de que la diplomacia logre frenar la espiral de violencia antes de que sea demasiado tarde.
