El Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE) ha celebrado este miércoles en Pamplona su XXIII Jornada Anual bajo el título “Desmontar los mitos: verdad y memoria ante la legitimación del terrorismo”. En su intervención de apertura, la presidenta de la asociación, Consuelo Ordóñez, ha lanzado una dura crítica contra lo que ha denominado los “mitos” que se están asentando en el relato público sobre ETA, advirtiendo de que “distorsionan la realidad, blanquean las responsabilidades criminales y justifican el horror”. “Y cuando el horror se justifica —ha afirmado— la sociedad se descompone moralmente”.
Ordóñez ha alertado de que estos mitos contribuyen a “reescribir la historia y legitimar el pasado terrorista”, y ha señalado tres falsedades que, a su juicio, están ganando terreno en el debate social. La primera, la de los “victimarios-víctimas” convertidos en héroes. En este punto, ha criticado los homenajes recientes a los últimos fusilados del franquismo, en especial a los miembros de ETA Txiki y Otaegi. “Condenar sus ejecuciones es una obligación moral, pero presentarlos como referentes democráticos es una perversión y una falsedad”, ha sostenido. “La memoria no puede construirse desde la equidistancia moral. Nadie que haya asesinado o pertenecido a una organización terrorista puede ocupar el lugar simbólico que corresponde a las víctimas que defendieron la libertad sin empuñar un arma”.
El segundo mito, ha señalado, es el negacionismo de la llamada “socialización del sufrimiento”, la estrategia impulsada por ETA y la izquierda abertzale para extender el miedo y la violencia en Euskadi y Navarra a partir de 1995. Ordóñez ha denunciado que “ahora se pretende negar esa realidad o presentarla como una invención de las víctimas”. “Socializaron el sufrimiento y ahora socializan la mentira más descarada —ha subrayado—. Negar esa evidencia no solo insulta a las víctimas, sino que socava los cimientos morales de la convivencia”.
Como tercer mito, la presidenta de COVITE ha mencionado la idea de que las víctimas “ya están suficientemente reconocidas y atendidas”. “Muchas siguen viviendo en la soledad y el ostracismo, sin apoyo político, social ni institucional, y sin justicia”, ha lamentado, recordando que “demasiados crímenes de ETA siguen impunes” por la “impericia o la falta de voluntad de quienes debieron investigar y juzgar a los culpables”.
Ordóñez ha cerrado su discurso reivindicando el papel de las víctimas como “las verdaderas artífices de la convivencia democrática”. “Rompimos la espiral de la violencia confiando en el Estado de Derecho, aunque muchas veces nos fallara”, ha recordado. Sin embargo, ha reprochado que “a quienes fueron responsables del terror casi nunca se les pide algo tan básico como reconocer que lo que hicieron estuvo mal”. “Se les ofrece altavoz y se les presenta como personas honorables, cuando no se arrepienten ni renuncian a justificar sus crímenes. Así no hay convivencia posible”, ha concluido.



