El Ayuntamiento de Ansoáin ha querido visibilizar y agradecer públicamente la labor silenciosa pero esencial del pequeño comercio con un homenaje a tres establecimientos de referencia en la localidad: Frutería Segura, Bar Antxe y Ukimen Fisioterapia. El acto, celebrado este jueves 26 de junio en la sala de plenos, sirvió para poner en valor el esfuerzo, la constancia y la apuesta por el pueblo de estos tres negocios, cada uno con una historia que habla de compromiso, raíces y espíritu emprendedor.
Con este reconocimiento, el Consistorio pretende dar visibilidad al papel fundamental del comercio local como motor económico y elemento cohesionador del tejido social de Ansoáin. Cada establecimiento galardonado recibió una placa conmemorativa y un ramo de flores como muestra de agradecimiento.
Una acogida «brutal» y una apuesta firme por Ansoáin
Laura Jorge, fundadora de Ukimen Fisioterapia, abrió su centro en 2011, en plena crisis económica, y lo hizo sin apenas publicidad. «La acogida fue brutal», recuerda. «No había otro centro de fisioterapia en el pueblo y nunca me ha faltado trabajo gracias a la gente de Ansoáin». En estos años, Ukimen ha crecido hasta especializarse en neurodesarrollo y dificultades de aprendizaje, y ha ampliado plantilla. Tanto cree en el proyecto como en el entorno que ha terminado mudándose también a vivir al municipio.
Tres décadas tras la barra del Antxe
El testimonio de Fran, al frente del Bar Antxe desde hace 36 años, es el de una vida entera vinculada al barrio. «Abrimos sabiendo que queríamos estar aquí. Soy de Ansoáin de toda la vida y me encanta trabajar en el pueblo». Junto a su socio ha consolidado un bar con clientela fiel, a la que ahora se suman nuevas generaciones: «Mi hijo y sus amigos han empezado a venir con sus cuadrillas». A lo largo de los años, confiesa, ha habido momentos de todo, «pero trabajo nunca ha faltado».
Fruta, verdura y memoria de barrio
La historia de Asun, de Frutería Segura, es la de una continuidad familiar. Sus padres ya regentaban Conservas Segura en Orvina antes de centrarse en la fruta y verdura. En 1988, ella decidió abrir su frutería en un local que fue una antigua lechería: «Tenía que abrir aquí, en mi pueblo». Más de tres décadas después, mantiene una clientela fiel que, según destaca, «valora el comercio local, el producto de calidad y la importancia de cuidar lo que come».
El Ayuntamiento de Ansoáin quiso con este homenaje subrayar la importancia del comercio de cercanía, su contribución a la vida cotidiana del municipio y su papel como dinamizador económico. En palabras del propio Consistorio, «estos tres establecimientos simbolizan la entrega diaria de tantos y tantas comerciantes que cada día abren sus persianas para construir comunidad desde el trabajo, la cercanía y la confianza».