El viernes 26 se vivirá uno de los momentos más esperados de las fiestas de San Fermín Txikito: el txupinazo desde Corazonistas, a las 12:30, que marcará el inicio oficial. Durante la mañana, actividades infantiles y comidas vecinales animarán las calles.
Por la tarde, tras la foto en apoyo al pueblo palestino, llegarán los partidos de pelota, la comparsa de gigantes y kilikis y, ya entrada la noche, cenas autogestionadas y conciertos en distintos rincones del barrio.
El sábado 27 será una jornada intensa desde primera hora, con dianas, trikitilaris y dantzaris recorriendo las calles. La mañana también servirá para acercarse a la memoria del barrio con la presentación del libro “El barrio en el centro. Medio siglo del movimiento vecinal en el Casco Viejo”. Al mediodía, las comidas populares tomarán el protagonismo, antes de dar paso a actividades para todas las edades, al tradicional torico de fuego y a una nueva ronda de conciertos que mantendrán vivo el espíritu festivo hasta la medianoche.
El domingo 28, último día, arrancará con un caldico en la calle del Carmen, preludio de una mañana cargada de citas culturales: feria de artesanía en la plaza de San José, festival de jotas en Navarrería y nuevo punto de venta del libro vecinal en la calle Curia. La tarde será para los más pequeños, con encierro infantil, concentración de toricos de carretilla y el recorrido de los gigantes por el Casco Viejo. El último torico de fuego pondrá fin a tres días de celebración compartida.
Fiestas hechas con conciencia
El éxito de San Fermín Txiki no se mide solo en asistencia, sino también en cómo logra equilibrar la alegría con el respeto a quienes habitan el Casco Viejo. El barrio, acostumbrado a un alto volumen de actividades y visitantes, afronta estas fechas con un protocolo elaborado por la Comisión de Fiestas que busca reducir el impacto en la vida diaria de las y los residentes. Entre las medidas adoptadas destacan la supresión de verbenas en la plaza de Navarrería, la limitación horaria de las actividades en la calle y la apuesta por el Auzogune como epicentro festivo que descongestiona las zonas residenciales.
La organización subraya además la necesidad de que quienes acuden a las fiestas actúen con responsabilidad y respeto hacia el entorno: desde cuidar portales y calles hasta tener en cuenta el descanso de las vecinas y vecinos. Una premisa clara: las fiestas son de todas y todos, pero el barrio es, ante todo, un lugar para vivir.
Tradición, comunidad y compromiso
San Fermín Txiki se reafirma cada año como un espacio de encuentro intergeneracional, donde conviven juegos para niñas y niños, propuestas culturales, memoria histórica y reivindicaciones solidarias. Es la celebración que, sin perder sus raíces, se abre a quienes quieren compartirla, siempre bajo el mismo espíritu: el de unas fiestas sencillas, populares y profundamente comunitarias.
En tiempos en los que muchas celebraciones se ven absorbidas por el espectáculo y el turismo masivo, el Casco Viejo demuestra que otra forma de vivir la fiesta es posible: una que se construye desde la gente, con trabajo colectivo, con conciencia social y con el firme compromiso de mantener vivo el pulso del barrio.