El alcalde de Pamplona, Joseba Asiron Saez, ha participado este miércoles en el acto de conmemoración del milenario de la primera mención escrita del término ‘Ipuscua’, considerado el origen del nombre actual de Gipuzkoa. La cita se ha desarrollado en la iglesia de San Salvador de Olazabal, en Altzo-Azpi, localidad guipuzcoana donde se conservó el documento histórico que recoge por primera vez el término que más tarde daría lugar a la denominación actual del territorio.
El evento se ha enmarcado dentro del pleno extraordinario de las Juntas Generales de Gipuzkoa, que se ha celebrado de forma solemne para recordar este importante hito histórico. El alcalde pamplonés ha asistido acompañado por el presidente del Parlamento de Navarra, Unai Hualde Iglesias, junto a representantes institucionales del País Vasco y de Navarra, que han querido subrayar los lazos históricos y culturales que unen ambos territorios.
El término ‘Ipuscua’ aparece mencionado por primera vez en el año 1025, en un documento firmado por García Acenáriz y doña Gayla, quienes se identificaban como los “señores de Ipuscua”. En dicho texto se recogía una donación de propiedades, y constituye la primera referencia escrita conocida del topónimo que, con el paso del tiempo, evolucionaría hasta convertirse en Gipuzkoa.
Según los historiadores, aquella Gipuzkoa primitiva estaba formada por una sociedad rural y dispersa, sin la estructura urbana que más tarde caracterizaría al territorio. No sería hasta el siglo XII cuando el rey Sancho VI de Navarra, conocido como Sancho el Sabio, fundara la primera villa: San Sebastián. Posteriormente nacerían otras localidades como Hondarribia o Zarautz, que consolidarían el desarrollo urbano y económico de la zona.
En 1463, Gipuzkoa adquirió entidad de provincia, dotándose de Juntas Provinciales como órgano de gobierno y de una Diputación Foral encargada del poder ejecutivo. Estos elementos institucionales marcaron el inicio de la organización política que ha perdurado, con diferentes formas, hasta la actualidad.
El acto conmemorativo ha servido no solo para recordar el valor histórico del documento que menciona ‘Ipuscua’, sino también para reivindicar las raíces compartidas y la memoria común de los territorios del antiguo Reino de Navarra.