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Los sobrecostes en la obra de los túneles de Belate: el director facultativo revela retrasos y ajustes no previstos

Aclaró que, aunque “en el proyecto, en general, está bien”, existían elementos esenciales ausentes que obligaron a realizar cambios

  • Benjamín Lasheras, en el Parlamento Foral

En su comparecencia ante la Comisión de Investigación del Parlamento de Navarra, el director facultativo de las obras de duplicación de los túneles de Belate, Benjamín Lasheras Fernández, ha revelado este miércoles aspectos clave sobre las modificaciones en el proyecto original que no habían sido previstas inicialmente. Su intervención aportó luz sobre las dificultades técnicas y administrativas que supusieron ajustes sustanciales en la ejecución de la obra y que han costado varios millones de euros adicionales.

Lasheras explicó a preguntas de sus señorías que “generalmente el modificado es o porque le falten cosas importantes o porque en el terreno se encuentren cosas en algunos casos imprevistas y en algunos casos pues que debían haber sido previstas”. Aclaró que, aunque “en el proyecto, en general, está bien”, existían elementos esenciales ausentes que obligaron a realizar cambios durante el desarrollo del túnel. “Hay cosas que no las pusieron simplemente. Bueno, pero si le faltan cosas a un proyecto importante no está bien”, admitió el director facultativo.

Para justificar las modificaciones, Lasheras comentó que en el terreno “la posición de fallas y las zonas en que hay un tipo de terreno y otro terreno no coinciden con proyecto”, generando la necesidad de “un informe de un consultor que esencialmente hace un reestudio de las soluciones de excavación, sostenimiento y revestimiento del túnel”, el cual fue finalmente autorizado por la autoridad minera.

Lasheras también mencionó que “en la tramitación del proyecto le corresponde al contratista pedir los permisos de voladuras. En Minas le respondieron que había que revisar el sostenimiento. Entonces se mandó el proyecto a Minas y ellos respondieron con una serie de requerimientos, algunos que no les gustaban y otros que pedían más justificación”, complicando aún más la gestión técnica y administrativa y, en consecuencia, generando posibles sobrecostes y retrasos en la ejecución.

Entre los elementos más destacados que se tuvieron que incorporar, el director facultativo subrayó la inclusión de una depuradora: “En el proyecto venía simplemente unas balsas para la depuración y eso no era capaz de dar la solución. En alguna reunión se decidió que habría que poner una depuradora, y en el proyecto teníamos un 5% para unidades nuevas que no están modificadas, entonces una parte fue para la depuradora”. Esta instalación se tuvo que ordenar construir en abril, poco después de firmarse el acta de replanteo, sin que “prácticamente no se había hablado” de ello en el modificado inicial.

En este sentido, valoró la respuesta técnica y administrativa ante los imprevistos, pero advirtió que “en el informe de revisión del proyecto que se pasa a la superioridad... ellos los autores dijeron que el único informe procedía de los contratistas, no de la dirección de obra ni tampoco del propio Gobierno de Navarra”, evidenciando posibles carencias en el control y supervisión administrativa durante el proceso.

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