La tarde del sábado 22 de noviembre se encendieron las alarmas en Villanúa cuando, a las 17:50 horas, una mujer avisó a los servicios de emergencia de la desaparición de un familiar —un ciudadano español de 53 años, vecino de Madrid— que había salido por la mañana a realizar una ruta de alta montaña hacia Collarada y del que no se tenía noticia alguna.
El senderista había dejado su vehículo estacionado en las proximidades del albergue de Villanúa, punto habitual de partida para esta exigente ascensión. Al no responder a las llamadas y tras varias horas sin señales suyas, se activó de inmediato el dispositivo de búsqueda.
Hasta la zona se desplazó el GREIM de Jaca, con cuatro especialistas en rescate de montaña acompañados de un perro de búsqueda. La operación continuó durante la tarde y se prolongó bien entrada la noche.
Lamentablemente, a las 00:30 horas del domingo 23, los equipos informaron del hallazgo del montañero, que presentaba lesiones incompatibles con la vida, aparentemente como consecuencia de una caída por una fuerte pendiente.
Las complejas labores de evacuación del cuerpo, condicionadas por el desnivel y la oscuridad de la zona, concluyeron a las 07:30 horas del mismo domingo 23, momento en el que se dio por finalizado el rescate.
El fallecido se encontraba realizando una ascensión de alta montaña por uno de los itinerarios más exigentes del entorno de Collarada, un área que, pese a ser muy frecuentada por montañeros experimentados, requiere extremar precauciones, especialmente en estas fechas.




